Cada día vemos como los profesores debemos luchar contra el aburriemiento de los alumnos, hacer las clases dinámicas e interesantes de manera que mantengamos su atención y consigamos que aprendan significativamente, pero motivarles no es muchas veces tan fácil como parece a simple vista.
La falta de motivación es uno de los aspectos que se asocia con
frecuencia al fracaso escolar. Un estudiante desmotivado muestra menor
interés por aprender, no encuentra utilidad a los conocimientos y, en
consecuencia, rechaza las vías de aprendizaje que la escuela pone a su
disposición. Un alumno motivado, sin embargo, tiene más probabilidad de
alcanzar las metas educativas, porque en su opinión el esfuerzo que
implica adquirir las competencias escolares tiene sentido.
¿Quién es responsable de motivar a los alumnos? Los docentes y las
familias tienen un papel fundamental en el fomento del interés de los
niños y jóvenes hacia el estudio, pero esta disposición motivadora está
relacionada con aspectos intrínsecos al estudiante, que nada tienen que
ver con el contexto en el que se mueve. Los investigadores coinciden en
que la motivación es una capacidad que se puede desarrollar si se
aplican las estrategias adecuadas en casa y en el colegio.
Motivación en el entorno familiar
La familia es el entorno en el que comienza la educación del niño. El
hogar es el principal modelo de valores y conductas que marcarán el
desarrollo cognitivo y afectivo del futuro estudiante. Los progenitores
tienen la oportunidad de guiar a sus hijos hacia una actitud de
motivación y prepararles para que se interesen y disfruten con el
aprendizaje.
Los padres que muestran interés y entusiasmo por sus tareas trasmiten a los hijos esta actitud de forma natural
Todo debe empezar por educar con el ejemplo. Los padres que muestran
interés y entusiasmo por sus tareas o su trabajo y manifiestan su
curiosidad por adquirir nuevos conocimientos trasmiten a sus hijos esta
actitud de forma natural. Jesús Alonso Tapia, autor de 'Motivar en la
escuela, motivar en la familia', afirma que el comportamiento de los
progenitores puede influir en la motivación o desmotivación de sus hijos
por aprender. Del mismo modo, es importante adoptar esta disposición en
el tiempo de ocio con ellos. Enseñarles a buscar la respuesta a sus
preguntas, participar en sus actividades con ilusión y demostrar
satisfacción cuando consiguen logros significativos son algunos aspectos
que fomentan la motivación.
El ambiente en el hogar también debe incitar al esfuerzo y valorar éste
por encima de los resultados. Para que el niño se sienta motivado en sus
tareas, es necesario que se adecuen a sus capacidades y que la
dificultad aumente a medida que adquiere nuevas competencias. Si se le
obliga o incita siempre a realizar acciones para las que todavía no está
capacitado, es fácil que se desmotive al comprobar que su esfuerzo no
ha valido la pena. Si el niño fracasa o no consigue el objetivo
propuesto, es necesario enfocar la solución hacia la superación por
medio de la constancia y el trabajo y mostrar confianza en sus
aptitudes.
Los padres también pueden influir en la motivación de sus hijos al ayudarles con las tareas escolares
Respecto al aprendizaje formal, Alonso Tapia manifiesta que los padres
también pueden influir en la motivación de sus hijos con la forma en que
les ayudan con las tareas escolares, de modo que se les enseñe a
enfrentarse a los problemas y en la relación que establezcan con sus
profesores. Un contacto fluido en el que se compartan objetivos y
estrategias favorece el interés de los hijos por aprender.
Motivar en la escuela
En el ámbito escolar, el docente adquiere un papel primordial. Para
conseguir que sus estudiantes muestren una disposición positiva hacia el
aprendizaje, su actitud no se debe limitar a la transmisión de
conocimientos, sino que debe poner énfasis en cómo lo hace. Para ello,
cuenta con distintas estrategias para aplicar en el aula, hacer sus
clases más atractivas y despertar el interés de los estudiantes por los
contenidos curriculares, de modo que al finalizar se sientan satisfechos
de haber aprendido algo nuevo.
"Los profesores tienen en el medio escolar la posibilidad de transmitir motivos a los alumnos para esforzarse"
José Escaño y María Gil de la Serna, autores entre otras obras de 'Cinco
hilos para tirar de la motivación y el esfuerzo', afirman que los
profesores "tienen en el medio escolar la posibilidad de transmitir
motivos a los alumnos para esforzarse". Según estos expertos, las
intervenciones más importantes que pueden realizar los docentes deben
enfocarse a cinco puntos: crear un proyecto personal, despertar interés
por el tema de trabajo, fomentar el sentimiento de competencia, mostrar
apoyo docente y sentir el apoyo de los compañeros. Para lograr el
objetivo de motivación, Escaño y Gil de la Serna proponen una serie de
actuaciones en el aula:
- Relacionar los objetivos de las explicaciones con los objetivos y proyectos de los alumnos.
- Llevar al aula información sobre el mundo real, que trate aspectos laborales y académicos de interés para los estudiantes.
- Comenzar las clases con preguntas, incógnitas o datos que despierten el interés por el tema.
- Fomentar la participación de los estudiantes para que piensen en los
temas que ya conocen y muestren su opinión sobre el contenido.
- Ayudar a reconocer y superar la ansiedad y frustración, reconocer sus capacidades y adaptar las tareas a ellas.
- Personalizar el trato con el alumno, dedicarle un tiempo exclusivo para hablar con él sobre temas académicos o extraescolares.
- Proponer trabajos en grupo para favorecer que se ayuden entre sí y aprendan a valorar la labor conjunta de un equipo.